Oh, glorioso apóstol San Judas Tadeo, santo poderoso y lleno de misericordia, a ti acudo en este momento de profunda necesidad.
Tú que nunca dejas sin respuesta a los que claman a ti en su desesperación, tú que eres el protector de los perdidos y el guía de los desfallecidos, te imploro con el corazón sincero.
Tú, que con tu ejemplo y tu valentía, iluminaste el camino de la fe, hoy mi luz se ha apagado, y la esperanza se ha convertido en una sombra. La fe que un día ardió en mi corazón, ahora se siente distante, como una estrella lejana en la noche. Te ruego, oh San Judas, que vuelvas a encender esa llama, que abras mi alma a la luz de la verdad y que me ayudes a encontrar la fuerza para abrazar mi fe con la misma devoción que la tenía antes. Ilumina mi camino, sana mi alma y devuélveme la confianza en la bondad de Dios.
Tu sabiduría y compasión, oh santo, son inmensas. Sabes el dolor que embarga mi alma y la lucha constante que libramos contra las tinieblas. Te suplico que con tu poderosa intercesión, me ayudes a recordar la grandeza de Dios, a comprender su plan perfecto y a aferrarme a su amor infinito. Te entrego mi corazón y mi alma, confiando plenamente en tu capacidad para restaurar la fe que un día me iluminó.
Te prometo, oh San Judas Tadeo, que si respondes a mi humilde petición, mantendré viva tu devoción en mi hogar y la propagaré entre aquellos que, como yo, buscan la luz y el camino a la verdad.
por tu divina intersección, San Judas, Amén.
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