Oh, glorioso apóstol San Judas Tadeo, santo poderoso y lleno de misericordia,
Tú que nunca dejas sin respuesta a los que claman a ti en su desesperación,
Tú, protector de los que se encuentran en caminos difíciles y peligrosos,
hoy nos acercamos a ti con el corazón lleno de confianza.
San Judas Tadeo, escucha nuestra súplica por todos aquellos que diariamente emprenden el viaje, que confían en la seguridad de las carreteras, y buscan tu protección en su labor de conducir. Ilumina sus caminos, y fortalece sus espíritus con la convicción de que estarán a salvo. Protege sus vehículos, aleja cualquier peligro, y concede a cada conductor la serenidad y la sabiduría para tomar las mejores decisiones en cada momento. Bendice sus manos al volante, dando firmeza a su accionar y claridad a sus pensamientos, protegiendo tanto a quienes conducen como a los que se encuentran a su alrededor.
Te pedimos, con profunda devoción, que mantengas alejados los accidentes y la desgracia de aquellos que viajan por las carreteras, aquellos que se dirigen a casa, y los que hacen su trabajo. Ayúdanos a vivir con una fe plena que nos permita entender que la vida es un regalo y que se debe valorar la vida de cada persona. Tú, que has demostrado tu gran poder en medio de la angustia, intercede por nosotros, para que la gracia de Dios los acompañe en cada kilómetro y los proteja hasta su destino.
Te prometo, San Judas Tadeo, mantener en mi hogar y en mi mente tu devoción y rezar por todos los conductores cada vez que yo tome las carreteras.
Por tu divina intersección, San Judas, Amén.
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